A los 61 años fallece destacado productor valdiviano Héctor Gerardo López
El destacado músico y productor trabajó con importantes artistas de la escena nacional como Joe Vasconcellos, Illapu y Sexual Democracia entre otras. El docente formado en la Universidad Austral deja un tremendo legado en la música y las aulas.
Producto de un infarto cerebral murió este martes a la edad de 61 años el destacado productor valdiviano Héctor Gerardo López.
López se desempeñó como sonidista en Canal 13, en el Festival de Viña del Mar e hizo una carrera internacional muy nutrida. En Chile, sus convicciones políticas lo pusieron detrás de la mesa de los eventos más importantes y masivos realizados en el Estadio Nacional, con la llegada de la Democracia. De ese período queda registro de los recitales de Amnistía Internacional o los multitudinarios homenajes a Salvador Allende.
Artistas, profesores, estudiantes y amigos/as, tras su lamentable partida, destacan un oído prodigioso para su trabajo como ingeniero de sonido legendario, siempre dispuesto a aportar en la obra musical de compañeros/as y estudiantes.
Pablo Bruna, director de la Escuela de Producción Musical de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano (UAHC), destaca el trabajo del profesor López como sonidista de influyentes artistas como Joe Vasconcellos y Tito Puente, y bandas como Illapu o Schwenke y Nilo, entre otras. “Gerardo representa un estilo de profesional único. De aquellos formados en la Universidad Austral, cuando los primeros profesores de la carrera eran matemáticos y científicos alemanes que fueron referentes para estos nuevos técnicos del sonido, profesionalizando el área para quienes vinieron después”, describe.
“Fue un gran referente a nivel local e internacional, que generó una enorme influencia, con la pasión y oficio que aplicó a su trabajo profesional y académico. Como uno de los fundadores de la Escuela de Producción Musical, Gerardo destacó por ser una persona muy apegada a sus estudiantes, porque los ramos que él enseñaba eran para grupos de no más de 10 estudiantes. Esto generaba un contacto muy estrecho en el que se manifestaba muy interiorizado de sus avances académicos”, agrega la autoridad de la escuela fundada en 2008. “Diría que esa fue su impronta. La de un hombre muy entregado a su trabajo como docente y sonidista. Seguramente, por esa cosa política que también defendió con fuerza, que fundía la práctica técnica y profesional, pero sosteniendo siempre un bajo perfil. El bajo perfil del sonidista que dota a un evento musical o un disco de todas sus posibilidades, pero que pocas veces el público considera”, señala.
Un oído absoluto
Uno de estos estudiantes es Marco Hidalgo, de quinto año de la especialidad y que recuerda también la calidad humana y excelencia profesional del “profe Gerardo”, a quien conoció en los ramos de Aspectos Teóricos del Sonido 1 y 2, Refuerzo Sonoro y tres módulos del taller de Estudio de Grabación. “Todos quienes lo conocimos coincidimos en que fue un verdadero maestro en el más amplio sentido de la palabra. Tanto por sus metodologías de enseñanza como por la extraordinaria disposición que siempre tuvo para quedarse más tiempo en el estudio, enseñándote algo o la amabilidad de atender consultas en todo momento. Siempre tenía una palabra para ti en el estudio o te conversaba de sus experiencias laborales, personales y de ser humano, que transmitían el aprendizaje de una manera muy agradable y enriquecedora”, señala.
Hidalgo destaca que siempre existió el asombro, de parte de sus compañeros/as de estar aprendiendo directamente de un personaje histórico de la música nacional, reconocido por artistas legendarios y que compartía toda su experiencia de giras, sesiones de grabación y grandes espectáculos con quien quisiera escucharlo. “Su manera de enseñar también era muy personal. Desde la primera clase Gerardo te dejaba cometer errores para que aprendieras de ellos y comprendieras cuánto podías mejorar si descubrías por ti mismo esas falencias. En esto era muy sorprendente el oído privilegiado que tenía”. Recuerda el don de López para detectar problemas de fase, ritmo o de mezclas con solo escuchar. “Podía advertir desafinaciones o acordes a la perfección en trabajos de estudiantes sin haber visto la partitura siquiera. Nunca dejó de ser algo muy, muy increíble ese oído absoluto que es algo con lo que se nace, creo. Un don que siempre puso al servicio de los demás y del que, cuando le preguntábamos cómo lo hacía, nos contestaba siempre lo mismo y con mucha humildad: “eso es pura paila”.
El asistente técnico pedagógico del estudio de la Escuela de Producción Musical, Roberto Tello, conoció a López a lo largo de veinte años junto a López y “En el pañol de la escuela diseñado desde el primer mueble hasta el último tornillo por Gerardo”, dice sobre el legado material que deja en la Academia. La rúbrica más importante, sin embargo fue el enorme amor por la música y los detalles del sonido que infundía en quienes lo conocieron. “A muchos de nosotros nos enseñó que esto no era solo mezclar y registrar, sino escuchar y como el escuchar puede transformar un ambiente. Al menos, en mi caso, todo el amor por la música fue refundado y reafirmado por lo que aprendí con Gerardo”, explica.
En tanto, el rector de la UAHC, Álvaro Ramis, rescata el gran nivel del profesor López en su área, ya sea en los grandes recitales como en pequeñas salas de conciertos donde daba cuenta de su versatilidad y sus convicciones que fueron parte de una biografía que influyó su trabajo artístico y docente. “El impacto de la enseñanza del profesor Gerardo López tiene mucho que ver con el gran reconocimiento profesional que tuvo a lo largo de su carrera y en él se podía reconocer también la cercana relación que tenía con el resto de la comunidad académica, algo que favorece una universidad pequeña como la nuestra, que cultiva relaciones cercanas y personalizadas entre profesores y estudiantes. Eso fue algo que el profesor López expresó en vida a cada estudiante de la Escuela de Producción Musical”, señala el Rector.
Pablo Bruna, añade finalmente que este legado también tributa a la industria de la ingeniería de sonido en Chile ya que Gerardo López abrió un camino importante para el resurgimiento de profesionales de provincia en este ámbito. También por su facilidad para acercar a neófitos y estudiantes al mundo de la producción musical a través de la inspiración. “El estudió guitarra muchos años y no tenía un gusto particularmente basado en lo eléctrico, tanto en su trabajo y desempeño como en su forma de ser. Creo que su madera nos resonará siempre como la cualidad de los instrumentos musicales acústicos porque básicamente, para él, siempre fue un goce todo lo que tiene que ver con la escucha, con el poder educar el oído y escuchar atentamente lo que está sonando en el entorno con una gran atención al detalle”, dice.
“El profesor López era el equivalente a alguien que sabe mucho de pintura y que vibra explicándote un cuadro con todos sus detalles. Ese fue el gran aprendizaje que nos queda a todos quienes actuamos con él. Es una huella que trasciende lo más técnico y el valor del objeto artístico o lo que puede ser considerado una cosa estética, es el amor a la profesión misma”, cree el director de la Escuela de Producción Musical.
Condolencias de los artistas que trabajaron con Gerardo López
Tras conocerse su deceso, múltiples fueron las manifestaciones del medio artístico publicadas en RRSS a raíz de la partida de Héctor Gerardo López.