ANÁLISIS | Chile: gobierno débil, ¿oposición fuerte?
A la crisis social y sanitaria, Chile suma una política. La coalición oficialista está a poco de quebrarse y el Ejecutivo de Sebastián Piñera podría resentirse. ¿Hay al frente una alternativa que ofrezca gobernabilidad?
La situación política en Chile vive un momento de particular tensión. No se trata solo de la aprobación, por parte de la Cámara de Diputados, de una reforma que permitiría a los ciudadanos sacar el 10 por ciento del capital acumulado en sus fondos de pensiones, sino también de la escasa popularidad y el desorden en las filas del oficialismo. En concreto: el gobierno de Sebastián Piñera no pasa por un buen momento.
Si a eso se suma la creciente cantidad de voces que no solo dudan de la capacidad del mandatario para ordenar su sector, sino que derechamente ponen en cuestión la viabilidad de su gobierno, el panorama resulta aún más desolador. El antropólogo Pablo Ortúzar, uno de los nuevos intelectuales de la derecha, dijo en Radio Infinita el miércoles 15 de julio: «no tengo claridad de que Piñera pueda terminar su mandato; el presidente está solo, aislado en un Estado que se está cayendo a pedazos”.
Una lectura menos extrema, pero igualmente poco alentadora, hacen otras figuras de ese sector político. En entrevista con el semanario The Clinic, el politólogo Daniel Mansuy aseguró que el proceso constituyente, el cuestionamiento a las AFP y la potencial ruptura de la coalición derechista podría dejar a Piñera como «el sepulturero del presidencialismo en Chile”. El analista Patricio Navia, en tanto, escribió en El Líbero que está «bastante claro que la derecha chilena, tal como la conocíamos, está muerta” y que el gobierno «navega sin rumbo”.
El presidente de Chile, Sebastián Piñera, vive sus momentos de mayor debilidad política desde que asumió el mando.
Pocas alternativas
Al tiempo que el gobierno yace desvalido, al frente tiene una oposición igualmente inerme. El periodista y analista político Ascanio Cavallo lo definió así en Tele13 Radio: «Chile Vamos (la coalición oficialista) quedó como la oposición, fragmentada y sin ofrecer gobernabilidad. Por lo tanto, estamos en un momento sin alternativas”. ¿Es tan así? «Es un hecho que el presidente está bajo una presión considerable. Sin embargo, el gobierno no es responsable de la crisis sanitaria ni de la crisis social del año pasado: de los últimos 30 años, 24 gobernó la centroizquierda”, dice a DW Andreas Klein, politólogo y representante en Chile de la fundación alemana Konrad Adenauer.
Para el especialista, una eventual salida de Piñera «no significaría automáticamente que la izquierda ganaría las nuevas elecciones”. A su juicio, lo responsable ahora es encontrar soluciones desde el mismo sistema. «Creo que el Presidente Piñera terminará su mandato y que esto también es correcto desde un punto de vista democrático”, dice. El gran problema actual de la política chilena es su dispersión. Ya no existen grandes bloques compactos como en el retorno a la democracia, sino sectores atomizados que buscan acuerdos bajo determinadas circunstancias.
«El problema de la oposición en Chile tiene varias dimensiones. Una es generacional. Luego, hay un grupo que rechaza los acuerdos transicionales posdictadura, que ellos consideran espurios, y luego otro grupo que los ve como consensos de gobernabilidad. También están los que valoran las instituciones de representación política como los partidos o los sindicatos y quienes las consideran meros instrumentos de sofocación de la energía de cambio social. Ninguna de estas dimensiones de oposición logra una articulación y sería razonable esperar que el proceso constituyente pueda obligarlas a dialogar, pero eso está por verse”, dice a DW Mario Álvarez, doctor en Comunicación Política de la Universidad de Leeds y académico de la Universidad Alberto Hurtado.
Unión temporal
La oposición logró aunar sus fuerzas en la votación del 10 por ciento de las AFP, algo que se había visto poco durante el actual gobierno. ¿Tiene futuro esa alianza o es circunstancial? «Es cierto que la oposición está actualmente unida detrás de ese tema, pero la motivación de cada uno de los partidos me parece que es parcialmente diferente. Mientras algunos prefieren abolir las AFP, otros no parecen querer cuestionar por completo ese sistema. Por eso no creo que ahora estemos presenciando el surgimiento de un bloque de oposición unido. Los objetivos políticos a largo plazo son demasiado diferentes”, dice Klein.
Los problemas derivados de la crisis del coronavirus han vuelto a desatar protestas callejeras y a poner en duda la eficiencia del Estado para responder a las necesidades de los chilenos.
Si bien esta aparente falta de alternativas que den gobernabilidad es un fenómeno nuevo en el Chile posdictadura, Klein pone paños fríos. «Chile se enfrenta a grandes desafíos: hay que superar la crisis sanitaria y poner la economía en marcha. El 2021 es un año con muchas elecciones y una Constitución debe ser reescrita. Creo que es hora de romper con el pensamiento clásico de los bloques tradicionales y establecer una fuerza de centro que una la experiencia económica con la responsabilidad social”, estima.
Álvarez, por su parte, advierte de los riesgos que conlleva no solo la deslegitimación de la actividad política, sino la inacción del Estado. «Piñera ya renunció a gobernar. Puede seguir en el puesto, pero no está gobernando. El problema de esto es que las instituciones le deben su legitimidad, entre otras cosas, a su eficacia, y si la democracia no demuestra ser mínimamente eficaz en solucionar problemas de la vida, su propia existencia se pone en riesgo”, sostiene.