El machi Celestino Córdova: liderazgo espiritual y derechos carcelarios en medio del conflicto mapuche
Decidido a llegar hasta las últimas consecuencias con su huelga de hambre, el líder mapuche logró un acuerdo con el gobierno chileno por beneficios carcelarios. ¿Impunidad o reivindicación de derechos?
Estuvo 107 días en huelga de hambre, amenazó con dejar de ingerir líquidos, responsabilizó al presidente Sebastián Piñera de su potencial muerte y lo acusó de no tener suficiente sabiduría para resolver los conflictos sociales.
El machi Celestino Córdova, quien está condenado a 18 años de prisión por el crimen de un matrimonio de agricultores, buscaba obtener un permiso para cumplir seis meses de la pena en su hogar y poder renovar su «rewe» o energía espiritual.
Esta es la sexta vez que el machi, líder espiritual mapuche, hacía una huelga de hambre desde que está en prisión, pero hasta ahora nunca había tenido tantas repercusiones. Se vive un momento especialmente complejo en el conflicto de este pueblo originario del sur de Chile, con ataques incendiarios a camiones y maquinaria de agricultores y empresarios, toma de oficinas públicas y violentos desalojos por parte de la policía.
El caso de Córdova movilizó al gobierno, a la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, a organizaciones civiles e indígenas, hasta el acuerdo el pasado 18 de agosto, por el que el machi depuso la huelga. La medida reaviva la discusión por las reivindicaciones de este pueblo, que denuncia el arrebatamiento de sus tierras ancestrales y el no reconocimiento de sus derechos, así como el rechazo de quienes ven el acuerdo como un signo de impunidad.
A sus 34 años, el machi se ha convertido en símbolo de la causa mapuche y ha sido casi elevado a la calidad de mártir. ¿Quién es y por qué tiene tanta fuerza?
La condena del machi Celestino Córdova
El machi Celestino Córdova es el único condenado por el incendio que provocó la muerte del matrimonio de agricultores Werner Luchsinger y Vivian Mackay, de 75 y 69 años respectivamente, quienes fallecieron calcinados en un ataque incendiario en su casa en la madrugada del 4 de enero de 2013.
El machi tenía 26 años entonces y se encontraba en las cercanías de la casa de los Luchsinger, herido de bala, cuando fue detenido por la Policía, poco después del suceso. Su comunidad y su familia insisten en su inocencia y aseguran que el machi es un preso político, víctima de discriminación y racismo. Ya ha cumplido siete años y medio, de los 18 de su condena.
El abogado Renato González, Defensor Regional de Defensoría Penal Pública de la Araucanía, ha representado al machi en los últimos recursos para la petición de beneficios. Explica que «en unos meses más, a comienzos del 2021, podrá postular al beneficio de salidas dominicales y, un año después, a la libertad condicional”.
Ser machi: sanación espiritual y física
Pertenece a la comunidad Chicahual Córdova, en Vilcún, región de la Araucanía, sur de Chile, de la cual es el machi o líder espiritual. Sin embargo, más allá de su comunidad «tiene bastante seguimiento, se han hecho marchas importantes por su carácter de machi”, indica Sebastián Saavedra, abogado del Centro de Investigación y defensa Sur (CIDSUR). «El que se reconoce mapuche identifica al machi como una autoridad religiosa”, agrega.
Siendo niño, Celestino Córdova tuvo sueños y revelaciones, y de adolescente dejó la escuela para formarse con una antigua machi. «Muchos no mapuche se preguntan cómo esta persona puede ejercer un rol espiritual si cometió un delito tan grave como el que se le condenó”, reflexiona González.
Al respecto, observa: «Hay una verdad judicial que se estableció y la Defensoría no cuestiona las sentencias, sino que decimos que todos los seres humanos tienen derechos y garantías, y a esta persona en particular, en esta etapa del proceso, después de siete años, consideramos que no se le están cumpliendo en cuanto a un rol que él también tiene”.
El abogado se refiere a su función de machi: «El machi es quien realiza ceremonias y rituales, tiene que ver con la sanación espiritual y física, y también en época de pandemia, puede reponer el equilibro, a través de ceremonias especiales”, explica.
Huelga de hambre y estado crítico
Aún hay más de 20 comuneros en prisión que permanecen en huelga de hambre, exigiendo que no se los someta a discriminación y se repete su cultura. «Pero no hay ningún otro machi privado de libertad en Chile”, observa el abogado Renato González.
Hace aproximadamente un mes, cuando llevaba 74 días de huelga, Córdova fue trasladado desde la cárcel de Temuco al Hospital Intercultural de Nueva Imperial. Personas cercanas al machi indicaron que ya había perdido más de 20 kilos, que sufría dolores musculares y de cabeza, y un debilitamiento espiritual. Su médico informó que su estado era crítico: había tenido episodios de descompensación y hemorragias.
«Celestino siempre ha tenido una personalidad muy estoica, y eso le ha permitido aguantar de buena manera todo el tiempo que lleva preso. Es una persona decidida, está dispuesto a perder su vida si no lo dejan salir”, declaró su mujer, Luisa Marilaf, en una entrevista con el medio The Clinic.
Ante el escenario de un posible fallecimiento, en uno de sus últimos mensajes el machi pidió a su pueblo «no bajar la guardia, luchar hasta hacer que el Estado chileno se coloque a la disponibilidad de devolver nuestro territorio ancestral mapuche y los recursos naturales vuelvan a todos sus habitantes”.
El único camino es «el diálogo»
Tras el rechazo de la Corte Suprema a las peticiones del machi, las últimas horas fueron críticas. El gobierno no quería ceder a las presiones de un huelguista condenado por un macabro crimen, pero existía temor por el riesgo inminente para la vida del machi, así como el riesgo de que se convirtiera en mártir de la causa mapuche y exacerbara el conflicto.
La intervención de organizaciones como el Instituto Nacional de Derechos Humanos y la ONU DDHH fue clave para alcanzar un acuerdo, tras la propuesta del Ministerio de Justicia chileno. Entre otros puntos, se acordó que, una vez se haya recuperado físicamente, el machi pueda seguir cumpliendo su condena en un Centro a Educación y Trabajo (CET) y vaya a su comunidad por 30 horas para renovar su rewe.
«Para alcanzar la paz, el único camino posible es el diálogo”, valoró el ministro de Justicia, Hernán Larraín. Jan Jarab, representante de ONU DDHH para América del Sur, señaló que el acuerdo «marca un antes y un después, porque permite a los privados de libertad indígenas ser tratados acorde al principio de igualdad y no discriminación con criterio de pertinencia cultural”.
¿Una conquista para el pueblo mapuche?
El acuerdo ha sido celebrado como una apertura para revisar temas sobre los derechos carcelarios de los detenidos de pueblos originarios, en línea con el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Contempla crear unidades dentro de los penales para personas indígenas, y continuar revisando aspectos como la reinserción laboral o la asistencia espiritual.
«El choque cultural en las cárceles es complejo. Cuando las personas condenadas tienen una cosmovisión diferente, debemos revisar ciertas situaciones particulares. Adaptar o resocializar no significa traerlo a la sociedad mayoritaria, sino hacerlo en su propia cultura. Esto no es impunidad, sino cumplir de una manera distinta”, señala González.
Sobre el acuerdo, Sebastián Saavedra valora «cualquier acto que signifique la deposición de una huelga de hambre”, pero recuerda que todavía hay más de 20 mapuches en huelga de hambre. «Lamentablemente, para llegar a beneficios básicos los comuneros mapuches tienen que llegar a estas medidas extremas, cuando muchos de estos beneficios ya están consagrados”.
El abogado lamenta que sus defendidos pasan largos períodos en prisión preventiva, sin ser formalizados, la desproporcionalidad de condenas con respecto a los hechos criminales de policías, o la discriminación en el acceso a ceremonias religiosas, en comparación con otros cultos.