Estuvimos en Viña un Día: 2007, el año de nuestro debut
A falta de la edición 2021 del certamen, iniciamos una serie de artículos donde repasamos los últimos 12 años del Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar a partir de nuestra propia experiencia. Empezamos nuestro recorrido en el año 2007 con Tom Jones y Bryan Adams como protagonistas absolutos.
La nota es de Emilio Freixas.
Por estos días, habitualmente comienza para nosotros una verdadera carrera frenética en términos logísticos, periodísticos y de diversa índole. Tan frenética, que probablemente supera cualquier otra cobertura especial que hayamos hecho en los casi 15 años de vida de este humilde medio de comunicación digital, y por lo mismo, probablemente demanda un año completo para prepararnos física y mentalmente.
Estamos hablando del Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar, el cual por primera vez en 60 años mantendrá apagadas sus luces como consecuencia de la pandemia por Covid-19. Pero como no nos resignamos a mantenernos alejados de la acción y mientras mantenemos la esperanza de volver en 2022, hemos querido desempolvar nuestros archivos y reactivar los recuerdos guardados en nuestra memoria en lo que han sido 12 años de cobertura ininterrumpida en terreno. Harto, considerando nuestras propias expectativas.
En el principio fue… la acreditación
«No conformes con haber transmitido en vivo la Teleton 2006, y brindar una completa cobertura a La Cumbre del Rock Chileno como al Crush Power Music 2007, desde el 19 y hasta el 27 de Febrero (…), llevaremos en vivo los entretelones del Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar 2007». Así informábamos en un modesto artículo fechado el 7 de febrero de 2007 lo que sería, a la larga, tal vez uno de nuestros grandes hitos.
Nuestra promesa fue una sola: «Estaremos reporteando desde la Quinta Vergara y le seguiremos el rastro a los artistas del show internacional desde el Hotel Sheraton Miramar y el Hotel O’Higgins para entregar la mas completa cobertura del país a través de Internet».
Y si bien, con el paso del tiempo, creemos que dicha promesa la hemos cumplido con creces, para llegar a ello tuvimos que hacer, posiblemente la gestión más básica y compleja de todas: la acreditación. Hay que recordar que internet no estaba tan desarrollado como ahora, Canal 13 tenía los derechos de transmisión por entonces (junto con TVN), y cualquier trámite respecto a la acreditación era de manera presencial y engorroso. La verdad no recuerdo los documentos que nos pidieron en aquella oportunidad, pero sí me acuerdo haber ido a dejar un sobre grande con la documentación solicitada hasta las dependencias del canal en calle Inés Matte Urrejola.
Pasaron dos semanas desde el trámite aquél cuando, en medio de la emisión del programa «Pedidos Express», se me ocurrió llamar al canal para consultar por el estado de la solicitud, lo cual podía ser una verdadera lotería frente a lo cual lo peor que podía pasar era que me dijeran que no.
Para sorpresa de todos, incluida la mía, la persona que atendió el llamado en el canal, con una tranquilidad casi indescriptible, confirmaba que la acreditación ya estaba lista y que estábamos en condiciones de retirarla en el hotel Sheraton Miramar la semana siguiente. A partir de ese momento, la euforia pasaría a mezclarse con una verdadera carrera contra reloj para cubrir los detalles más simples, porque aunque suene duro, en aquél momento no sabíamos en lo que nos estábamos metiendo.
Restricciones a la prensa: cómo trabajar en Viña y no morir en el intento
No era broma, no sabíamos en lo que nos estábamos metiendo. De hecho, aquellos que llevan más festivales en el cuerpo que uno, probablemente lo siguen reiterando hasta el día de hoy: desde que TVN dejó de ser el canal oficial del festival para pasar a un sistema de licitación de derechos de televisación, las restricciones a los medios «no oficiales» se han ido incrementando con los años, lo que a todas luces dificulta el trabajo de quienes cumplimos con todos los requisitos de acreditación. Pero eso es otra historia.
Sin embargo, según consignó «El Mercurio de Valparaiso» el 28 de febrero de ese año, «al inicio del Festival, Canal 13 distribuyó a los medios una normativa que establecía que los fotógrafos y camarógrafos no podrían captar imágenes de los show de Ricky Martin y Bryan Adams, medida que tras la presión del gremio tuvo que ser retirada. Sin embargo, hubo descoordinación, pues la presentación de Adams casi se cancela porque un miembro de su staff desconocía el acuerdo y amenazó con suspender la actuación del canadiense».
Nuestra puesta en escena
A pesar de lo señalado anteriormente, que a estas alturas puede ser considerado como gajes del oficio o simplemente una de las tantas anécdotas que nos han pasado, una de las cosas que tuvimos que subsanar era el aspecto técnico.
¿Cómo levantar una transmisión en vivo por internet de manera estable desde Viña? Esa fue la pregunta inicial que nos planteamos. Finalmente, habíamos tomado la decisión de trasladar, literalmente, todo el equipamiento técnico que disponíamos (que no era mucho en ese momento) hacia Viña, es decir, consola de audio, micrófono, algunos cables y rogar para que: una, tuviéramos un computador disponible en el Sheraton Miramar como en la carpa de prensa de la Quinta Vergara, y dos, que el internet fuera lo suficientemente estable para sacar la transmisión de principio a fin en condiciones aceptables.
Sin embargo, a pesar que estuvimos en el centro de la atención de muchos colegas ese año (hasta el presidente del Quinto Comité Archi de esa época, el hoy fallecido Eugenio «Tiqui» Gonzalez, se había mostrado sorprendido cómo una radio podía transmitir íntegramente por internet desde cualquier lugar con acceso a la red), el aprendizaje fue muy duro. Tanto, que no contábamos que en Viña, por razones de seguridad, todo el rango de puertos 8000 (que es el que habitualmente se usa para transmisiones de audio via streaming) estaba completamente bloqueado. Ese hecho nos obligó a aplicar un plan «B» y obviamente nos obligó a replantearnos todo el plan de trabajo en los años siguientes.
El Show
En la parte artística, Tom Jones, Bryan Adams, Gustavo Cerati y Ricky Martin figuraron entre los puntos altos de la versión número 48 del certamen. Aunque por relevancia, el «Tigre de Gales» fue el centro de todas las miradas ese año. No por nada, sigue siendo considerado por muchos como el mejor artista que se ha presentado en años e incluso en la historia del certamen.
Por otro lado, ese año el grupo Bacilos se presentaba por última vez antes de retirarse de los escenarios, mientras que la española Ana Torroja, si bien tuvo un brillante cometido sobre el escenario de la Quinta Vergara, su abrupta salida fue uno de los momentos más complicados de esta edición, afectando de paso a los animadores, que fueron abucheados por la decisión que tomó el director de la transmisión televisiva de la época, Ricardo de la Fuente, el cual señalaría más tarde que «fueron razones absolutamente técnicas que nos impidieron cumplir con lo que el público pedía. Nosotros tenemos compromisos comerciales y esa noche llevábamos un atraso significativo».
Otras presentaciones que destacaron ese año fueron Los Bunkers, Lucybell, Fito Paez, Kudai, La Oreja de Van Gogh, Luis Jara y el argentino Axel.
Sin embargo, los puntos bajos de dicha versión fueron Los Tres, que tras un receso de varios años, se reencontraban con la Quinta Vergara con una selección de sus mejores temas y algunos de su última placa, en medio de un show cargado con mensajes de características políticas: mientras cantaban, se mostraron imágenes que hablaban sobre el aborto y la píldora del día después, las que no fueron transmitidas a través de la televisión, y al final de Tu cariño se me va fue presentado un extracto de la grabación del discurso de Salvador Allende durante el golpe de estado de 1973. A esto se sumó la participación de Fito Páez durante la interpretación del tema Déjate caer, que finalizó con todos los artistas en el suelo del escenario.
Otro de los puntos bajos de aquella versión del certamen fue Mario Guerrero. El baladista, surgido del programa Rojo Fama Contrafama de TVN, tuvo un tibio recibimiento del público, a lo cual se sumaron problemas de audio que le hicieron pasar sin pena ni gloria por el escenario de la Quinta Vergara.
Mención aparte fue la presentación de Don Omar, que si bien salió bien entrada la madrugada y tal vez el rating no fue precisamente el que se esperaría para un artista de su categoría, el delirio del «Monstruo» fue tal que no sólo el show se prolongó mucho después del cierre de la transmisión televisiva, sino que también marcó el hito de ser el primer cantante de reggaeton en presentarse en el certamen, algo que se repetiría en los años siguientes.
El humor en tanto, se vio representado por los nacionales Álvaro Salas y Juan Carlos «Palta» Melendez.
Nota de la Redacción: debido a factores técnicos, no contamos con acceso a los artículos publicados por nuestro sitio entre 2007 y 2009.