Opinión: Inclusión para crecer juntos
Garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad, que permita equiparar condiciones para aprovechar oportunidades; es uno de los grandes desafíos al cual nos enfrentamos actualmente, pues ya no se trata solo de diseñar estrategias orientadas al apoyo pedagógico para quienes tienen algún tipo de necesidad educativa especial, ya sea física o intelectual, sino más bien se trata de un cambio de paradigma que nos invita a integrar la diversidad, ya sea étnica, lingüística, cultural, de género o social, contribuyendo esta heterogeneidad a ampliar y enriquecer las experiencias educativas y sociales, lo que sin duda, impacta positivamente en el desarrollo de una comunidad solidaria, tolerante y participativa que crece y se desarrolla de forma sostenible.
Los cambios sociales que hoy enfrentamos, nos invitan a ser promotores de este proceso de integración, motivo por el cual desde el Ministerio de Educación se ha colocado especial énfasis en promover y desarrollar al interior del aula procesos educativos y sicosocial que apoyan la integración en su más amplio sentido a fin de avanzar en la valoración de la diversidad. Igualmente, el desarrollo de seminarios, charlas y encuentros con directivos, docentes y asistentes de la educación buscan avanzar en esta materia, a fin de lograr que sean las propias comunidades educativas promotoras de prácticas integradoras, garantizando la igualdad en condiciones reales, respecto de lo que señala la Ley de Inclusión, esto se traduce en asegurar el acceso, permanencia, participación, aprendizaje y reconocimiento a los estudiantes que por diversas razones corren el riesgo de ser excluidos o marginados.
Aprender juntos y de manera inclusiva es nuestro desafío, y ello implica que todos nuestros niños, niñas, jóvenes y adultos independientes de sus características individuales tengan la posibilidad de aprehender, crecer y desarrollar sus talentos y habilidades; porque la educación es un derecho fundamental para el desarrollo y ejercicio de los demás derechos humanos, es fundamental que la sociedad y la comunidad educativa tengan una actitud de aceptación, respeto y valoración de las diferencias.