OPINIÓN | La Radio no Muere, Sólo se Transforma
A la radio la han dado por muerta muchas veces, pero su gran fortaleza siempre ha estado en su capital humano, que a la larga marca una gran diferencia respecto a cualquier otro actor del medio y por ende resulta insustituible ante la llamada inteligencia artificial. Por todo lo anterior es que cobra más vigencia que nunca decir que la radio no muere (como muchos afirman, a pesar de la crisis evidente en la industria de los medios), sólo se transforma.
En 2017, publiqué una columna titulada “La Radio en Tiempos de Cambio”. En aquella oportunidad señalé entre otras ideas que “(…)hacer radio es fascinante, te apasiona, te envuelve, pero también tiene un alto costo personal si no estás lo suficientemente preparado (…) La radio es un medio que históricamente ha estado en un constante cambio, reinventandose cada cierto tiempo, y lo seguirá haciendo. El gran desafío es cómo nos reinventamos sin perder la vigencia que caracteriza al medio”.
2 años después, la respuesta parece consolidarse en un sólo concepto: los medios multiplataforma.
Los más puristas podrán decir que, como tantos conceptos, sería una moda pasajera, y que la imagen “mata” la magia de la radio. Les tengo noticias: la radio cambió de manera brutal desde la irrupción de internet.
Y es que los medios digitales nunca han aspirado a competir directamente con los medios tradicionales, es más, siempre se han considerado complementarios a estos últimos. El problema es que en un país que cuenta con más celulares que habitantes, y con internet prácticamente masificado entre conexiones de alta velocidad y redes sociales, para cualquier medio que se precie de tal contar con presencia on-line ya no es una opción ni una necesidad, es una obligación. Los grandes holdings comunicacionales (odiados por los radiodifusores independientes con justa razón, pero de ello hablaremos en otra columna) lo entendieron a la perfección y empezaron a abarcar tanto como los recursos lo permitieran: Radio, TV, Web, Redes Sociales, Podcast, etc.
Y parece que les fue bastante bien con el concepto, porque las radios tradicionales como las on-line empezaron a integrar streaming de video, no sólo de audio, entre sus herramientas. En síntesis, se creo una necesidad y se instauró un nuevo estándar y un nuevo modelo de negocios al que todos tendremos que migrar tarde o temprano. Algunos, desde luego, corren con más ventaja que otros. La clave está en entender (y comprender) a cabalidad este nuevo escenario que hasta hace una década no existía, al menos como lo conocemos ahora.
Usted se preguntará legítimamente si la radio dejará de ser radio al integrar imágenes, cuando la radio históricamente ha sido sólo sonido y se ha ufanado por generaciones de trabajar mejor que nadie con la imaginación del auditor, o si tal vez la magia de la radio se perderá con el surgimiento del nuevo paradigma de los medios multiplataforma. Mi respuesta es una sola: No, en absoluto.
Porque la radio está cada vez más cerca de los 100 años de existencia en Chile (el 2022 será el gran hito si Dios nos sigue concediendo vida y salud para ese entonces), y si ha llegado hasta aquí ha sido por su capacidad de adaptarse a las necesidades del país, de mutar conforme al avance tecnológico y de no dejar de entregar un producto con altos estándares de calidad. Su magia radica ahí.
Si en 1922 su creación se basó en las señales de Amplitud Modulada, y en 1959 se avanzó hacia la Frecuencia Modulada con una mejor calidad sonora, desde 1999 contamos con las radios on-line, por lo que seguir empeñados en negar su existencia, o subestimar su capacidad de gestión y producción de contenidos es tan estéril como tratar de tapar el sol con un dedo.
A la radio la han dado por muerta muchas veces, tal vez ahora más que nunca con la proliferación de plataformas de contenido on demand como Netflix, Spotify o incluso YouTube. Pero su gran fortaleza siempre ha estado en su capital humano, que a la larga marca una gran diferencia respecto a cualquier otro actor del medio y por ende resulta insustituible ante la llamada inteligencia artificial.
Por todo lo anterior es que cobra más vigencia que nunca decir que la radio no muere (como muchos afirman, a pesar de la crisis evidente en la industria de los medios), sólo se transforma, y está en cada uno de nosotros, como hombres y mujeres de radio que somos, el desafío de saber adaptándonos de manera eficaz para seguir sirviendo a nuestro país y a nuestras audiencias actuales y futuras. Chile cambió, la radio cambió, y nosotros ¿hemos cambiado con ellos?